jueves, 18 de junio de 2015

Movimientos sociales III

 Entre los años 60 y hasta los 90, “dentro de la  izquierda en general, predominó la idea de que los  movimientos sociales eran importantes si tenían la  capacidad para: disputar el poder, ser interlocutores  del estado, que el pliego de sus demandas fuera  satisfecho, y por su masividad. Esas tesis no se  sostienen, porque ahora su lógica se está  replanteando y, en general, ya no les interesa  disputar el poder”. 

Jorge Regalado Santillán, profesor investigador del centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), destaca este nuevo perfil de los movimientos sociales, “que en el camino adquieren varias ideas y elabora proyectos de otra manera. Si por ejemplo te queda claro que ya no es vía la de juntarte con los partidos, avanzaste; que lo fundamental es la necesidad de cambiar nuestras relaciones sociales entre nosotros y con la naturaleza, con nuestro entorno, entonces la lógica del movimiento social -términos que incluso también está ahora en cuestión-, adquiere potencialidades distintas”.

El cambio, al decir del especialista, ocurre cuando se cae en cuenta de que al sistema neoliberal “no le interesan tus necesidades y entonces, tiene sentido planteárselas, pero sabiendo que no se va a encontrar mucha respuesta”, al tiempo que “de forma paralela, al discutir cómo puedes tú resolver esa necesidad, empiezas a mirar en otra dirección. En esto quizás está resonando la idea de la autonomía de la autogestión, que es un proceso complicado, lentísimo pero que ofrece muchas potencialidades”. 

En apretada síntesis del presente y futuro inmediato de los movimientos sociales, Regalado Santillán apuntó que “vamos a seguir teniendo los tradicionales que atienden necesidades, que reclaman que el Estado les cumpla con los derechos, que haga su chamba. Son movimientos que plantean demandas al Estado para ser resueltas en este mismo Estado, no hay un planteamiento de transformación social. Tienen predisposición a ligarse a la disputa por el poder y generalmente salen mal librados porque les cooptan a los dirigentes y los dividen”.

También seguirán “los movimientos que adoptan mucho la forma de ONG, reivindicando problemas y demandas legítimas. Mucha de la gente que actúa alrededor de los problemas de la vialidad (los bicicleteros), los productores orgánicos, que a la vez hacen política más o menos profesional, recogen la demanda y luego, me da la impresión que la usan, porque a poco terminan mandando proyectos al extranjero para que les otorguen presupuesto, y ahí hay mucha gente que vive de eso”.

Una tercer vía “es la comunitaria autonomista, que tienen como horizonte a largo plazo, por las prácticas que está teniendo, alejarse de los partidos e incluso de las formas ONG y entrar en la idea de auto gestionarse la vida”. Para el doctor en Ciencias Sociales, “el campo problemático donde se está desarrollando esta tendencia, es en la defensa del territorio: en contra del despojo, de las industrias extractivas, de la tala de bosques, presas, minería, contaminación cuerpos de agua”. 

Regalado Santillán consideró que todas estas formas, “pero en particular la tercera tendencia, son luchas en defensa de la vida, de que podamos construir o reconstruir condiciones mejores para la reproducción de nosotros mismos como especie humana y en donde podamos tener una relación distinta con nuestro entorno natural”, aseguró.