Desplegadas en un amplio y “diverso menú, que se puede reducir o
ampliar, dependiendo del lugar específico del que se hable, del tipo de
sociedad y de cultura, son las necesidades que tiene la gente, las que dan
lugar al surgimiento de los movimientos sociales”.
Por tal motivo, para el doctor Jorge Regalado Santillán, profesor
investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
(CUCSH), circunscribir la aparición de movimientos sociales sólo al reclamo por
derechos no cumplidos “es una visión limitada, porque no todas las necesidades
que tenemos como seres humanos están tipificadas legalmente y entonces al no
estarlo, significaría que no serían motivo de movilización o protesta”.
Desde su punto de vista “donde quiera que no haya cosas, que pueden
ser muy concretas: vivienda suficiente, empleo; donde falte la atención de la
salud y la educación, esas carencias serían motivos para la acción, la
protesta, para la organización social”.
Regalado Santillán, especialista en el estudio de movimientos
sociales, tras determinar que si bien las necesidades estuvieron en el origen
de éstos, explicó que “luego se fueron incorporando otras demandas de otro tipo
y carácter, como la libertad, la democracia, el derecho a la diversidad, a un
ambiente sano y, con el paso del tiempo y con este sistema social y político,
el capitalismo, se dio lugar a que las necesidades se hicieran más complejas y
básicamente más graves”.
Para entender el desarrollo y emergencia de los movimientos
sociales, el también investigador nacional Nivel I, precisó que “tenemos que
ver el contexto histórico en que se desarrollan”, y que en el caso de México,
“hablamos de movimientos que se dan dentro del sistema capitalista, independientemente
del momento histórico”.
Se refirió entonces a la Revolución Mexicana, “para no irnos tan
lejos”. Este movimiento “que se da a inicios del Siglo XX, ocurrió en un país
con unos 15 millones de habitantes, de los que 14 no sabían leer ni escribir,
con condiciones de vida bárbaras y de explotación, y una dictadura”.
Tras describir a la Revolución Mexicana como un “movimiento
complejo”, Regalado Santillán comentó sus resultados: “quienes enarbolaban las
demandas sociales, el cambio radical, no triunfaron, ganaron quienes únicamente
actualizaron el sistema existente, pasando del sistema hacendario con sustento
en el campo, al proceso de industrialización y de urbanización”.
Este cambio, “de economía primaria, la campesina, a una secundaria,
la de industrialización”, dio lugar “a otra etapa del sistema de producción
capitalista, en donde los hacendados son dejados de lado y surge la burguesía
industrial y el capitalismo inmobiliario, entre otras formas”.
Con esa mutación inducida desde el poder, por los vencedores de la
Revolución Mexicana, al decir del doctor en Ciencias Sociales, “se empiezan a
plantear problemas nuevos”, derivados de “los procesos de transformación del
país”.
Aunque los problemas del campo no desaparecieron y aún persisten
agravados hasta nuestros días, como resultante de la Revolución Mexicana, el
escenario de la problemática social se trasladó al espacio urbano: “los
procesos industriales y urbanos implicaron que empezaran a surgir problemas
nuevos”, remató como introducción al tema Regalado Santillán.