martes, 9 de junio de 2015

Movimientos sociales II

Desplegadas en un amplio y “diverso menú, que se puede reducir o ampliar, dependiendo del lugar específico del que se hable, del tipo de sociedad y de cultura, son las necesidades que tiene la gente, las que dan lugar al surgimiento de los movimientos sociales”.

Por tal motivo, para el doctor Jorge Regalado Santillán, profesor investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), circunscribir la aparición de movimientos sociales sólo al reclamo por derechos no cumplidos “es una visión limitada, porque no todas las necesidades que tenemos como seres humanos están tipificadas legalmente y entonces al no estarlo, significaría que no serían motivo de movilización o protesta”.

Desde su punto de vista “donde quiera que no haya cosas, que pueden ser muy concretas: vivienda suficiente, empleo; donde falte la atención de la salud y la educación, esas carencias serían motivos para la acción, la protesta, para la organización social”. 

Regalado Santillán, especialista en el estudio de movimientos sociales, tras determinar que si bien las necesidades estuvieron en el origen de éstos, explicó que “luego se fueron incorporando otras demandas de otro tipo y carácter, como la libertad, la democracia, el derecho a la diversidad, a un ambiente sano y, con el paso del tiempo y con este sistema social y político, el capitalismo, se dio lugar a que las necesidades se hicieran más complejas y básicamente más graves”.

Para entender el desarrollo y emergencia de los movimientos sociales, el también investigador nacional Nivel I, precisó que “tenemos que ver el contexto histórico en que se desarrollan”, y que en el caso de México, “hablamos de movimientos que se dan dentro del sistema capitalista, independientemente del momento histórico”. 

Se refirió entonces a la Revolución Mexicana, “para no irnos tan lejos”. Este movimiento “que se da a inicios del Siglo XX, ocurrió en un país con unos 15 millones de habitantes, de los que 14 no sabían leer ni escribir, con condiciones de vida bárbaras y de explotación, y una dictadura”.

Tras describir a la Revolución Mexicana como un “movimiento complejo”, Regalado Santillán comentó sus resultados: “quienes enarbolaban las demandas sociales, el cambio radical, no triunfaron, ganaron quienes únicamente actualizaron el sistema existente, pasando del sistema hacendario con sustento en el campo, al proceso de industrialización y de urbanización”.

Este cambio, “de economía primaria, la campesina, a una secundaria, la de industrialización”, dio lugar “a otra etapa del sistema de producción capitalista, en donde los hacendados son dejados de lado y surge la burguesía industrial y el capitalismo inmobiliario, entre otras formas”.

Con esa mutación inducida desde el poder, por los vencedores de la Revolución Mexicana, al decir del doctor en Ciencias Sociales, “se empiezan a plantear problemas nuevos”, derivados de “los procesos de transformación del país”.

Aunque los problemas del campo no desaparecieron y aún persisten agravados hasta nuestros días, como resultante de la Revolución Mexicana, el escenario de la problemática social se trasladó al espacio urbano: “los procesos industriales y urbanos implicaron que empezaran a surgir problemas nuevos”, remató como introducción al tema Regalado Santillán.