martes, 29 de septiembre de 2015

Derechos Humanos: ¿letra muerta? V

 Desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales,  abuso de autoridad, torturas como método de  investigación, la tensión entre el combate a la  delincuencia y la promoción del derecho, la violación  a los derechos de los migrantes, trata de personas e  impunidad de los ataques a periodistas.


 Este es el listado de indicadores que, al decir de  Emilio Álvarez Icaza, secretario ejecutivo de la  Comisión Interamericana de Derechos Humanos  (CIDH), en entrevista con la revista Proceso, refleja “en la agenda municipal, estatal y nacional, un tema muy crítico de injerencia en materia de violaciones a los derechos humanos: la participación de autoridades en la comisión de delitos o la colusión de algunos servidores públicos”.


Mientras Enrique Peña Nieto, presidente de México, en su tercer informe aseguró que: “el compromiso de desarrollar y poner en marcha una política de Estado implica el reconocimiento de problemáticas por superar, así como de retos que son necesarios atender para consolidar una sociedad de derechos”.

Dijo además que  “el marco legal e institucional ha seguido sujeto a un proceso de fortalecimiento, para asegurar que ninguna persona en el territorio nacional vea vulnerado sus derechos humanos” y remató afirmando que: “el Gobierno de la República mantiene su compromiso indeclinable con las víctimas del delito y de violaciones a derechos humanos”. 

A poco de darse el informe y ante actuaciones del gobierno relativas al caso Ayotzinapa, Amnistía Internacional (AI) calificó de “sádica” la estrategia del gobierno de Peña Nieto en las vísperas del primer aniversario de la desaparición de los 43 normalistas: “las alegaciones infundadas por parte de las autoridades mexicanas de que han identificado los restos de Jhosivani huelen a desesperación y a un cruel intento de mostrar que están tomando acción antes del primer aniversario de las desapariciones forzadas de los estudiantes”

Antes, a principios de marzo, un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló que la tortura y los malos tratos en México por parte de las autoridades hacia los detenidos son generalizados. El documento fue respaldado por más de 30 organizaciones civiles mexicanas que enviaron una carta a Peña Nieto pidiendo reconocer dichas observaciones.

Asimismo, a inicios de este año, José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch (HRW), para las Américas, señaló en una carta difundida entonces, que los problemas de México en la materia, se reflejan en casos como la presunta ejecución de civiles por parte de militares en Tlatlaya, Estado de México, y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, los cuales desataron protestas masivas y críticas al gobierno de Peña Nieto.

A final de 2014, HRW junto con AI, acusaron al gobierno de Peña Nieto de establecer “cambios cosméticos” en la materia, luego de que el presidente anunció iniciativas para evitar la infiltración de criminales en municipios y para combatir la tortura y la desaparición forzada y en su reporte con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, AI señaló que más de la mitad del total de desapariciones (12 mil 500) han ocurrido en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. En las cifras oficiales dadas a conocer por la Secretaría de Gobernación, se contabilizaron 25 mil 230 personas desaparecidas entre 2007 y 2014.