No tengo el menor titubeo
de afirmar que el estado de Guerrero es un lugar que en estos momentos sufre de
manera generalizada la inseguridad y la violencia; diariamente existen homicidios en los municipios más importantes, como son: Zihuatanejo de Azueta, Chilpancingo
de los Bravo, Acapulco de Juárez y Taxco de Alarcón, y no se diga de Iguala de
la Independencia, donde los días 26 y 27 de septiembre de 2014 fueron privadas
de la vida seis personas y desaparecidos 43 estudiantes de la Normal Rural
“Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa.
En los 81 municipios que integran el estado, y que se encuentran distribuidos en las 7 regiones, no hay certeza jurídica del actuar de las autoridades, ya que no solamente los grupos delincuenciales hacen de la suyas, sino que las mismas autoridades son provocadoras de la violación de las normas jurídicas, no atendiendo los problemas de fondo.
Se puede señalar cada uno
de los sucesos que acontecen diariamente, pero como guerrerense no terminaría
de contarlos; así, los hechos que suceden no solamente asombran a los que
habitan en los municipios sino también a los mexicanos y a los extranjeros; son
muchas las estadísticas que señalan a esta tierra como el lugar más peligroso
de México y Latinoamérica.
Reportes y estudios de organizaciones nacionales e
internacionales de derechos humanos ubican a Guerrero como el epicentro de la
violencia y la violación constante de los derechos humanos en México.
La inseguridad ha llegado
a escalas inimaginables. Los ciudadanos no comparten la política del gobierno
federal como del gobierno del estado, ya que carecen de políticas públicas de
combate a los grupos de la delincuencia, solamente lo hacen de forma y no de
fondo. Una forma que lejos de resolver la inseguridad agrava más la situación.
Ante la violencia e inseguridad los medios de comunicación ocupan un papel
fundamental, ya que a través de la información que generan es como se dan a
conocer los acontecimientos en este rincón del país.
Si bien he cierto que en
los estados de Michoacán, Sinaloa, Morelos y Guerrero se cometen delitos a
diestra y siniestra, también es cierto que la violencia va en aumento en
México, algo que difícilmente podrán solucionar los órdenes gobierno si se
siguen manteniendo en la postura de que en México no pasa nada. Es menester
mencionar que se debe dejar de combatir a la delincuencia de forma frontal y
directa, ya que este tipo de acciones es una de las formas que genera la
violencia.
En Guerrero es difícil
encontrar un municipio donde permanezca la paz, armonía y la reconciliación
social; difícil también es para las autoridades reconocer que no existe el
Estado de derecho ni mucho menos existe la posibilidad de brindar seguridad
para todos los habitantes. Además no hay un acercamiento entre sociedad y
gobierno, donde dejen sentada las bases de reconstrucción de una entidad que
carece de acciones reales para parar y solucionar la ola de violencia
generalizada.
Asimismo, Guerrero sigue
siendo noticia de todos los días; los sucesos en Iguala de la Independencia los
días 26 y 27 de septiembre de 2014 marcaron a la entidad como violadora de
derechos humanos. La inseguridad y violencia no parará si no hay una reconciliación
entre sociedad y gobierno, si no hay un verdadero compromiso de cambiar las
cosas desde la raíz, porque a pesar de los nulos esfuerzos de las autoridades
por afrontar la pobreza, marginación, miseria e ignominia que se vive en esta
tierra suriana, lo que hacen las autoridades es solamente reconocer el
problema, pero jamás solucionarlo.
La inseguridad y la
violencia en Guerrero son imparables, pero sobre todo la falta de voluntad de
los gobernantes para solucionar las cosas a pesar de los hechos de violencia
que acontecen en las diferentes regiones de la entidad: se encuentra esta
tierra marcada con el sello característico de la desaparición de personas en
los municipios, en las localidades y, por qué no decirlo, en los pueblos más
apartados; donde desaparecen personas que muchas de las veces jamás son
encontradas.
A su vez, son casi nulos
los escritos académicos que dejan ver la grave situación por la que a traviesa
la entidad. Es necesario generar documentos referentes a cómo podemos ayudar a
los gobernantes a la hora de reconstruir un estado con claras muestras de
ingobernabilidad. Los juristas guerrerenses tienen que asumir su papel y no
dejar en entre dicho la situación que se vive en este lugar, de igual manera
deben hacer aportaciones que coadyuven al restablecimiento del Estado de
derecho.
Exhorto a los académicos
del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma
de México y a los juristas guerrerenses para que brinden sus amplios
conocimientos en la Ciencia del Derecho y así restablecer la correcta
aplicación de la ley en el estado, reiterando el llamado de crear un lugar
donde la reconciliación, la justicia y la aplicación de la ley sean los
instrumentos que salvaguarden los derechos más elementales de los habitantes de
Guerrero.
Leonel Cásares García
Maestro en Derecho Constitucional por la
Universidad Autónoma de Guerrero
Maestro en Derecho Constitucional por la
Universidad Autónoma de Guerrero