jueves, 14 de abril de 2016

Aprender a emprender

 La formación de los estudiantes de educación  superior debe dejar de ser el lugar donde la  administración pública, se decía, “formaba sus  cuadros”. Ello reproducía la idea de que los  estudiantes no debían pensar por ellos mismos,  sino sólo ejecutar las órdenes de su empleador;  se les veía como mera carne de cañón del  mercado  laboral (público o privado), piezas de  una maquinaria, donde su función no consistía en                                                                    aspirar a dirigirla, transformarla, ni mucho menos                                                                  hacerla propia.


Sabemos que a falta de un “servicio civil de carrera” o de “carrera judicial”, bien cimentados, los egresados podían ingresar a la administración pública o judicial sólo si tenían influencias, no por sus méritos. Sabemos también que el “sector público” está saturado y que nuestros “empleados” (nuestros egresados) no pueden emplearse.

Ante este triste panorama, la Universidad del siglo XXI ya no puede ignorar o vincularse con los “sectores productivos”(públicos o privados), esperando a que nuestros egresados aspiren a ser “empleados”. Nuestra responsabilidad es actualizar nuestros planes de estudios y sus métodos de enseñanza para formar, durante las carreras humanísticas y científicas, personas que tengan las herramientas, habilidades, instrumentos, competencias (cognitivas, aptitudinales y actitudinales) para autoemplearse y crear empleos en sus propios campos o áreas de conocimientos. De este modo, garantizaremos el derecho a la educación y al autoempleo.

Ante este reto debo saber que:


. La empresa soy yo.
. El capital es mi inteligencia.
. Las acciones son mis acciones positivas intelectuales, emocionales y conductuales.
. El equipo de trabajo es mi red cerebro-corporal con cien mil millones de neuronas.
. Los idiomas que domino son el respeto a mí mismo, la confianza en mí mismo, la tolerancia a mí mismo y el cumplimiento de lo que libremente me comprometo.
. La innovación no es cosa de genios, es mi trabajo diario.
. El sentido del humor lo utilizo para reír con los demás, no para reírme de ellos.
. La humanidad no me preocupa, me ocupa.
. Cuido mi salud como a la niña de mis ojos.
. La soledad no existe porque siempre me tengo a mí mismo.
. Disfruto al máximo cada momento.




Jorge Alberto González Galván
Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas