Sería imposible no dar una
opinión sobre el penoso caso de Chablekal que vivimos recientemente la sociedad
yucateca; sin duda expone una serie de debilidades y problemas que pasan por el
incumplimiento a la norma, violaciones a los derechos humanos, populismo
político y nuevamente una sociedad que día con día nos damos cuenta que el
Estado de derecho se ha convertido en un eslogan político que dista mucho de
volverse una realidad. Pero, ante el caso, entran en juego valores sociales,
morales y jurídicos que considero debemos observar en dos momentos cruciales
que reflejan serias violaciones a lo que hoy conocemos como derechos humanos.
Primera. La fuerza pública
en función del derecho humano al debido proceso
Me parece que en este
punto debemos diferenciar una cuestión crucial, para llegar a la fuerza pública
y al procedimiento de desocupación de un predio, naturalmente que se tuvo que
pasar por un proceso judicial que en este caso desconozco pero debió transitar
por una demanda, una fase probatoria, una alegatoria y una conclusiva
(sentencia), es decir, tuvo que ser oído y vencido en un juicio alguna persona
o bien tomarse medidas cautelares, todo con el fin de resguardar el derecho
humano al debido proceso. Sé sin duda que la idea procesalista resulta cuadrada
y limitativa para algunos, pero el derecho sustantivo necesita de instituciones
procesales sólidas, pues no tenerlas redunda en una sociedad donde los derechos
humanos no tienen cabida, no hay que olvidar que el respeto a éstos está en
función del correcto ejercicio de las instituciones jurídicas que, ojo, es
cierto que el derecho no necesariamente está ajustado a los convencionalismos
sociales y a la moral. En esta tesitura, al menos de lo que yo observé en un
video que circula por la red, se llevó a cabo una diligencia de fuerza pública
por dos actuarios del Poder Judicial del Estado y un cuerpo de policías, la
cual resulta necesaria para ejecutar diversos tipos de sentencias, civiles, mercantiles,
familiares, laborales, entre otras, pues poniendo un ejemplo, si una persona da
en renta su casa y los ocupantes no quisieran desocupar habría que ejecutar el
convenio de desocupación y la consecuencia sería, en un extremo, recurrir a la
fuerza pública para que el predio en cuestión regrese en posesión del
propietario (repito que desconozco a detalle el origen del caso), por ello digo
que vi que se llevó un proceso de ejecución, que no diferencia que haya o no
haya habido un señor mayor de 90 años dentro de la propiedad (pues en este caso
el derecho no observa edad, género, preferencia, sexual, grupo étnico,
etcétera). También me pareció que un grupo de personas empezó a apedrear al
actuario y los policías, lo cual me parece una violación al desarrollo de la
función jurisdiccional que tampoco puede ser considerada como una acción
adecuada y mucho menos podemos aplaudir.
Segunda. El uso indebido
de la fuerza pública violatorio de los derechos humanos
Sin duda que dicho lo
anterior, pasamos a otra idea de la fuerza pública sin fundamento legal alguno,
ya no la que se llevó con un único fin una desocupación, si no la que se
ejercitó desmedidamente contra los pobladores de Chablekal, pues también debe
señalarse que usar gases lacrimógenos, golpear a jóvenes, señores, niños,
irrumpir violentamente en una propiedad, etcétera, sí ya redunda en una seria
violación a los derechos humanos de la comunidad de Chablekal. Y que sin duda
tiene que castigarse a los policías que lastimaron a las personas, que detuvieron
ilegalmente a ciudadanos, incluidos dos defensores de derechos humanos; Aquí sí
el gobierno nos debe una explicación seria y muy urgente, pues lo que resulta
todavía más irónico es que el gobernador cree que el problema se soluciona
donando una vivienda al señor que fue desocupado de su propiedad, pues no, esto
no tiene cabida pues no sé si al menos el gobernador tuvo la vergüenza de
decirle al señor que él firmó y aprobó la fuerza pública de desocupación y que
era su responsabilidad que dicha fuerza pública no se saliera de control, como
sucedió. Por supuesto que el momento ha sido aprovechado igual por líderes de
algunos partidos políticos a quienes les cuesta articular dos vocales, y es
notorio que tienen que repetir tres veces los videos para poder hilar dos
palabras.
No se trata de dar un
discurso simplista, el tema de los derechos humanos es un tema complejo, estos
derechos tenemos que verlos como conquistas que se han dado a través de la
historia gracias a diversas luchas sociales, que sin duda no podemos dejarlos
en el terreno del dogmatismo jurídico, pues, como diría Norberto Bobbio, “el
problema de los derechos humanos es cómo tornarlos efectivos”. Me parece que la
reflexión debe ser entonces bajo esos dos momentos y entendiendo que la
irrupción de la sociedad en las funciones jurisdiccionales no es la solución,
pues ello también resulta violatorio de los derechos humanos para quien ya ganó
un juicio, pero tampoco por supuesto podemos permitir el uso desmedido de la
fuerza y falta de gobernanza ya que es una violación a los
derechos humanos de una comunidad y de nosotros como sociedad.
Juan Pablo Bolio Ortiz
Licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de Yucatán
Héctor Joaquín Bolio Ortiz
Licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de Yucatán;