Con todo y el ‘Hoy No
Circula’ para todo tipo de hologramas en vigor desde el 5 de abril y hasta el
próximo 30 de junio de 2016, la actividad cotidiana de las fuentes contaminantes
continúa ocasionando mala calidad del aire en la zona metropolitana del Valle de México (ZMVM). Ante esta crisis ambiental, parece preocupar más la
limitación a la circulación de vehículos que los irreparables daños a la salud
provocados por la contaminación atmosférica.
De acuerdo con la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica
urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, cáncer
de pulmón y enfermedades cardiovasculares.
La exposición a la contaminación
mundial tiene como consecuencia la muerte prematura de siete millones de
personas anualmente.
Mucho se ha dicho en
defensa del uso del automóvil ante la aparente ineficacia del programa ‘Hoy No
Circula’. Pueden rescatarse algunas observaciones acertadas, como la necesidad
de regular diversos aspectos del transporte de carga o el hecho de que las
motocicletas son fuentes contaminantes equiparables a los automóviles. No
obstante, abundan argumentos sinsentido que señalan como culpables de la
contaminación al transporte público, a los topes, a las marchas, al reglamento
de tránsito y a la Suprema Corte de Justicia. Incluso se señalan a la bicicleta
y a la recuperación del espacio público como causantes de la contaminación que
no proviene sino de los automóviles.
Es cierto que el automóvil
no es la única fuente de contaminación en la ciudad. La contribución de
emisiones contaminantes en la ZMVM se divide por sector de la siguiente manera:
transporte 46%, industria 21%, habitacional 20% y otras fuentes 13%. En
relación con el sector transporte, cifras oficiales y expertos como Mario
Molina indican que los vehículos aportan más del 95% de las emisiones de
monóxido de carbono y que los automóviles particulares son los principales
responsables de la producción de ozono. Los casi siete millones de automóviles
que circulan en la ZMVM no son los únicos, pero sí los principales
culpables de la prevaleciente contingencia ambiental.
El programa ‘Hoy No
Circula’ no es del todo inútil, la ecuación es sencilla: menos vehículos
circulando provocan menor contaminación. Sin embargo, además de otras
circunstancias perjudiciales que provoca el ‘Hoy No Circula’, el principal
problema de esta medida es que se enfoca únicamente en reducir la
contaminación, que es tan sólo una de las externalidades negativas de la crisis
de movilidad propiciada por el automóvil contra la cual el ‘Hoy No Circula’
resulta insuficiente.
Además de los efectos de
la contaminación atmosférica, planear las ciudades alrededor del auto y no de
las personas causa otros daños igualmente graves a los derechos humanos de las
personas. Por ejemplo, cifras de la OMS señalan que en 2012 los
accidentes de tránsito provocaron más de 1.2 millones de muertes en el mundo
(más de 15,000 en México), cifras comparables con las muertes ocasionadas por
VIH/SIDA.
Además de atentar contra
la vida y la salud el uso del automóvil vulnera la igualdad, pues beneficia
sólo a una minoría a la vez que dificulta la movilidad de la mayoría de las
personas en las ciudades. Los viajes en automóvil en México y en la ZMVM no
superan el 30% del total de los traslados. El 70% restante de los
desplazamientos se hacen en su mayoría en transporte público, mientras que un
porcentaje un poco menor se hace caminando o en bicicleta.1 Contra el sentido común, los fondos
federales para la movilidad en nuestro país se invierte en un 65% para el
automóvil y su infraestructura, y en un porcentaje mucho menor para el
transporte, el espacio público y la infraestructura peatonal y ciclista.
La vigente Ley de
Movilidad de la Ciudad de México establece la jerarquía de la movilidad: 1.
peatón, 2. transporte público, 3. transporte de carga, 4. automóviles y
motocicletas. La realidad, desafortunadamente, es muy distinta. La ciudad se ha
planeado alrededor del automóvil, lo cual ha provocado rezago en el desarrollo
del transporte público y la infraestructura peatonal y ciclista. Es entonces
razonable que el ‘Hoy No Circula’ provoque un rechazo generalizado, pues al
restringir la circulación de vehículos la medida empuja a los afectados hacia
la nociva realidad de la movilidad en la ZMVM.
Los automóviles, diseñados
para gustar al comprador y beneficiar al productor, son objetos impuestos al
medio ambiente con escasa consideración por hasta qué punto encajan dentro del
entorno del ser humano. La infraestructura vehicular se
impone sobre bosques, ríos y hasta comunidades, propiciando la segmentación del
espacio público. La fragmentación de la movilidad impide el acceso a derechos
como la educación, el trabajo, la cultura y la vivienda digna y contribuye a
otros problemas sociales como la pobreza y la inseguridad.
Aspectos que condicionan
la movilidad como el transporte, el espacio público y el desarrollo urbano, no
consideran las diversas necesidades de personas que sufren problemáticas de
movilidad específicas. Las personas con discapacidad, los adultos mayores, las
mujeres y las personas que pertenecen al colectivo lésbico, gay, bisexual,
transexual, transgénero, travesti e intersexual (LGBTTTI) sufren una versión
agravada de la movilidad debido a las condiciones de inaccesibilidad,
discriminación y violencia que imperan en el transporte y el espacio público de
la ciudad.
Ante la urgencia de evitar
la violación de derechos humanos en el fenómeno de la movilidad inherente al
ser humano, en 2013 la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal
(CDHDF) publicó el Informe especial sobre el derecho a la movilidad en el
Distrito Federal (2011-2012). Este estudio analiza a fondo la problemática de movilidad
y derechos humanos en la ZMVM y abona a la construcción del derecho a la
movilidad, definido como “el derecho de toda persona y de la colectividad a
disponer de un sistema integral de movilidad de calidad y aceptable, suficiente
y accesible que, en condiciones de igualdad y sostenibilidad, permita el
efectivo desplazamiento de todas las personas en un territorio para la
satisfacción de sus necesidades y pleno desarrollo”.
Para atacar el problema de
movilidad, en nuestro sistema jurídico, basado en los derechos humanos, se debe
comenzar por reconocer el derecho a la movilidad tanto en la Constitución de la
Ciudad de México como en la Constitución Federal. La crisis de movilidad no es
exclusiva del Valle de México, por lo que la estrategia de movilidad debe
plantearse desde una perspectiva nacional que reconozca las realidades
metropolitanas que requieren la coordinación de los diversos órdenes de
gobierno.
Por supuesto que se deben
endurecer las normas de verificación y aquellas que limitan las emisiones a la
atmósfera, pero la contaminación atmosférica debe ser entendida como
ingrediente de una crisis de movilidad y derechos humanos mucho más compleja.
El análisis de la movilidad requiere un enfoque multidisciplinario, pues se
involucran múltiples aspectos como los derechos humanos, el ambiente, la
planeación del desarrollo urbano, el transporte público, las finanzas y la
política.
El uso del automóvil
beneficia a una minoría, pero acapara el espacio público y daña el ambiente de
todas las personas, incluso de los propios automovilistas y de las generaciones
futuras. En adición a las obligaciones del Estado, la responsabilidad social y
la solidaridad deben surgir como contrapeso del egoísmo que rige en el uso del
automóvil. Los actores privados podemos diversificar nuestros modos de
transporte, compartir el automóvil, implementar políticas laborales flexibles
y, por supuesto, movernos en bicicleta y caminar para dignificar al peatón como
centro de la movilidad.
Luis Felipe Paz Flores.
Consultor jurídico ambiental.