lunes, 15 de agosto de 2016

Diez años de justicia en la Sala Superior del Tribunal Electoral (2006–2016)

presupuesto El juez es neutral, alguien que juzga objetivamente el conflicto específico  que tiene ante sí.
 Aharon Barak


 Se encuentra en proceso la renovación de los magistrados de la Sala  Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación  (TEPJF). Al respecto, consideramos que para saber qué se debe privilegiar  y cuáles son los retos que debe enfrentar la nueva integración de  magistrados de la Sala Superior se debe revisar el trabajo y  contribuciones de los jueces que están por concluir sus cargos y realizar  reflexiones en torno a ello.




A lo largo de estos 10 años, se han realizado tres elecciones federales, dos de ellas únicamente de diputados y una de la totalidad del Congreso de la Unión y presidente de la República y muchos procesos locales. Asimismo, tuvieron lugar dos reformas electorales constitucionales y legales; la de 2007-2008 y la de 2014 que transformaron significativamente las reglas de la competencia electoral. Durante este tiempo, las Salas Regionales dejaron de ser temporales y se volvieron permanentes y, al menos en una ocasión, se renovaron de manera total y otra parcial. También se creó la Sala Especializada y se designó a sus tres magistrados quienes fueron designados escalonadamente por periodos de 3, 6 y 9 años. Esto implica que, en este periodo el TEPJF ha incrementado su estructura y burocracia.

En esta década hemos presenciado lo que se ha llamado el fenómeno de la judicialización de la materia electoral. Lo que alude a un incremento en el número de disputas de tipo electoral que son resueltas en el ámbito judicial. 

Aunque simultáneos, los incrementos en carga laboral y presupuesto no se corresponden de forma idéntica. En los últimos años, el presupuesto del TEPJF -incluye a la Sala Superior y a las Salas Regionales- se ha incrementado en un 250%, aunque el promedio del número de asuntos que resuelve la Sala Superior en lo individual es similar, con excepción del año 2009. El presupuesto del TEPJF es controlado por los magistrados de la Sala Superior quienes conforman la Comisión de Administración y designan a la estructura administrativa de la institución.
En el aspecto jurisdiccional, resulta indiscutible la contribución que dejan los magistrados que están por dejar sus cargos, algunos de los criterios que sostuvieron en sus sentencias se convirtieron en ley y representan una buena expresión de la contribución de los jueces electorales a la democracia. Pero hay también importantes cuestionamientos a su trabajo y a criterios que han adoptado.

En la primer caso encontramos el papel que la Sala Superior realizó en temas de género, a partir de lo cual existe una mayor participación política de las mujeres en la postulación de las candidaturas, lo cual además se ve reflejado en la integración de diversos órganos colegiados en el país como congresos y cabildos. El avance se debe en gran medida a los criterios que ha asumido la Sala Superior para promover condiciones de acceso para que las mujeres ocupen cargos públicos, los cuales le han valido en dos ocasiones que sus sentencias sean nominadas por Women’s Link Worldwide —organización internacional que trabaja a favor de la justicia con perspectiva de género— como los mejores fallos en materia de género, ello fue en 2010 y 2015.

También destaca la labor que ha hecho respecto de la protección de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas, ha generado condiciones para que algunos ayuntamientos como Cherán transiten pacíficamente de un sistema electoral de partidos políticos a uno regido por usos y costumbres. En este ámbito su labor no se ha limitado a lo jurisdiccional, también ha fomentado la capacitación a través de la impartición de cursos y la elaboración de la Guía de actuación para juzgadores en materia de Derecho Electoral Indígena. Sin duda estos dos temas, género y derechos indígenas, son grandes contribuciones de la integración que concluye.

Por otro lado, el activismo judicial también tiene expresiones negativas, como ocurrió recientemente con el caso de David Monrreal (aquí se puede leer un análisis del caso) en el que los magistrados consideraron que una regla en materia de fiscalización era excesiva y dejaron de aplicarla, lo que ocasionó que el candidato involucrado no perdiera el registro (como correspondía) ante la falta de presentación de lo informe de gastos de precampaña que estaba obligado a rendir, con esa decisión se ignoró el objetivo y uno de los pilares —informes— del nuevo sistema de fiscalización que pretendió la reforma electoral de 2014.

Otra de las críticas de las que han sido objeto en varias ocasiones es la relativa a la falta de certeza a los justiciables al cambiar de forma inentendible de criterio en casos similares, sin justificar la decisión, lo cual genera desconfianza e incertidumbre jurídica que no es buena en ninguna democracia, sobre todo cuando se trata de sentencias sin fundamentos jurídicos ni motivaciones, que no reflejan de forma clara el sustento de la decisión. Un ejemplo de ello son las distintas resoluciones relacionadas con multas al Partido Verde Ecologista de México (especialmente el SUP-RAP-35/2012); la nulidad de la elección de gobernador de Colima (SUP-JRC-678/2015 y acum.); el asunto en el cual se discutió la perdida de registro del Partido del Trabajo (SUP-RAP-756/2015); así como la nulidad de la elección del 01 distrito electoral federal de Aguascalientes (SUP-REC-503/2015), entre otras que han sido sumamente cuestionadas.

Todo ello, está documentado en publicaciones como Democracia sin garantes coordinada por Pedro Salazar y Lorenzo Córdova, entonces investigadores del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, el cual fue publicado en 2009 o La (in)justicia electoral a examen, coordinado por Hugo Concha y Saúl López Noriega, investigadores del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y del CIDE, respectivamente, de próxima publicación. En ambos libros, a partir de un análisis que hacen diversos autores sobre sentencias emitidas por la Sala Superior se crítica la falta de certeza que ha provocado la Sala Superior.

La actuación de los juzgadores que están por concluir sus nombramientos no ha estado exenta de escándalos, como es el caso de la adquisición de un edificio a un sobreprecio en el que la entonces coordinadora de asesores del magistrado presidente Flavio Galván Rivera —se dijo— buscó cobrar una comisión, la cena sostenida en vísperas del proceso electoral de 2012 entre la magistrada María del Carmen Alanís y Enrique Peña Nieto, o el intento de introducir en la reforma electoral de 2014 un haber de retiro que garantizaba una pensión para los magistrados una vez que concluyera su encargo.





Equipo del observatorio electoral de Strategia Electoral.