viernes, 12 de agosto de 2016

La renovación de la Sala Superior del Tribunal Electoral, ¿qué está en juego?

TEPJF A principios del mes anterior, el Pleno de la Suprema Corte de  Justicia de la Nación (SCJN) emitió el acuerdo general  número 6/2016 mediante el cual definió el procedimiento que  seguirá para integrar las ternas que serán propuestas al Senado  para la designación de los futuros siete magistrados que  conformarán la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder  Judicial de la Federación (TEPJF).

 Recordemos que —de acuerdo con el artículo 99 de la Constitución—  el TEPJF tiene la calidad de órgano especializado y funge como  máxima autoridad jurisdiccional en materia electoral.

 En este contexto, el pasado 13 de julio —fecha de cierre de la  convocatoria emitida por la SCJN para la inscripción de candidatos a  magistrados electorales— se registró un total de 130 aspirantes que desean ocupar uno de estos siete lugares que quedarán vacantes.


Sin duda, dicha demanda constituye una prueba de la relevancia que el tribunal electoral ha adquirido en la vida democrática de nuestro país.

Independencia del TEPJF

La independencia del TEPJF respecto los otros poderes estatales y de los poderes fácticos está en juego con la renovación de la Sala Superior. Como se sabe, el poder, en sus variadas maneras de representación, debe mantenerse constantemente limitado mediante la implementación de procedimientos de elección abiertos que permitan elegir en este caso a los juzgadores, de tal manera que sean capaces de ejercer su función pública sin condicionamientos u objetivos diversos al interés general.

Por ello, el nivel de transparencia que caracterice al procedimiento utilizado, tanto por la SCJN como por el Senado de la República para el nombramiento de estos magistrados electorales, será una de las tantas maneras de medir la independencia del Poder Judicial respecto de otros entes políticos y económicos. La ausencia de conflictos de interés e inclinaciones partidistas fortalecería al TEPJF, dotándolo de la legitimidad necesaria para decidir los asuntos mediante resoluciones confiables y eficaces.

Afortunadamente, de inicio, la SCJN ha puesto el ejemplo al hacer públicas las bases mediante las cuales conformará las ternas que presentará al Senado. Destaca también que la convocatoria emitida por la SCJN es pública, lo que implica que cualquier especialista en la materia y, en general, cualquier ciudadano tuvo la oportunidad de postularse para el cargo de magistrado electoral. Una posición similar por parte del Senado, al momento de fijar los procedimientos de discusión y votación, sería lo deseable.

Asimismo, la participación ciudadana durante las comparecencias de los candidatos será indispensable para fortalecer los criterios de selección de los nuevos magistrados electorales.

En tiempos recientes, la sociedad civil afortunadamente ha intentado incidir cada vez más en los nombramientos de funcionarios judiciales. Un ejemplo de ello, lo encontramos en las interesantes recomendaciones elaboradas por diversas organizaciones civiles, a finales del año pasado, con el objetivo de asegurar transparencia e independencia en el procedimiento seguido para el nombramiento de dos ministros de la SCJN.

La próxima elección presidencial

Otro aspecto a tomar en cuenta es que la renovación total de la Sala Superior del TEPJF adquiere suma relevancia debido a que sus futuros integrantes serán los encargados de realizar el cómputo final y la declaración de validez de la elección de presidente de la República en 2018.

Ante el casi seguro vaivén político que se suscitará antes, durante y después de la próxima elección presidencial, es necesario que los magistrados elegidos estén mejor preparados para enfrentar una impugnación dirigida en contra de la misma. Ello no solamente demostrando experiencia en materia electoral, sino acreditando también los conocimientos necesarios en derecho constitucional e internacional.

No hay que olvidar que una de las tantas deficiencias que ciertos críticos identificaron en los polémicos fallos emitidos por el TEPJF para resolver los juicios de inconformidad promovidos por los partidos políticos de izquierda en contra de las elecciones presidenciales del 2006 y 2012, fue la lectura legalista y textualista de tales controversias por parte de los magistrados del TEPJF. Lo cuales, según estos críticos, no asumieron el papel que les correspondía de jueces constitucionales ya que no resolvieron tales asuntos considerando métodos de interpretación dinámicos que se adecuaran a lo establecido por el párrafo segundo del artículo 1 de nuestra Constitución.

La nueva Sala Superior del TEPJF —siempre y cuando utilice todas las herramientas que están a su alcance para defender la legalidad y constitucionalidad de los procesos electorales— puede fungir, en 2018, como un contrapeso ante los poderes políticos, llegando incluso a invalidar la elección nacional, y evitando de esta manera una transgresión al sistema democrático a través de la compra y coacción del voto, la intervención de altos servidores públicos, así como el financiamiento ilegal.

La protección de los derechos político-electorales de los ciudadanos
Con la nueva integración de la Sala Superior, está también en juego el ejercicio de una de las garantías constitucionales más relevantes de nuestro sistema jurídico: el juicio para la protección de derechos político-electorales de los ciudadanos. Ante la imposibilidad de promover el juicio de amparo en temas electorales, este juicio para la protección de derechos político-electorales funge como una especie de amparo electoral del cual conoce en algunos supuestos la Sala Superior del TEPJF.

Las controversias que puedan suscitarse en relación al derecho a ser votado, el derecho de asociación política y los derechos que gozan los miembros de cualquier partido político, serán competencia exclusiva de los próximos magistrados de la Sala Superior. De ahí que la SCJN y el Senado debiesen tener muy en cuenta la función protectora de la Sala Superior del TEPJF al momento de conformar las ternas y votar los nombramientos.

Para concluir sobra mencionar que este cambio de integración  viene en el TEPJF no es un tema menor. Los futuros escenarios políticos dependerán directamente de las deficientes o adecuadas sentencias de la Sala Superior del TEPJF. En un país donde la justicia electoral ha adquirido un papel trascendental, es indispensable que la ciudadanía ponga mayor atención en  la renovación de este órgano judicial. Hoy en día, las decisiones del TEPJF y de la SCJN deben propiciar un escrutinio público similares al que suscita en la elección presidencial o en la conformación del Congreso. Ojalá así sea también este proceso de designación que está en puerta.






Iván Jair Estrada Acero. Licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).