Jueves: después de la
aprobación del paquete de siete leyes anticorrupción con indiscutibles avances
legislativos, el debate se centró en dos artículos, el 29 que, a partir del
miedo, limita la publicidad de las declaraciones patrimoniales, y el artículo
32, que buscó vengarse de los empresarios que han apoyado las iniciativas anticorrupción. Innecesariamente se complicó la relación del gobierno con el empresariado.
Senadores y diputados
regatearon a la sociedad civil el éxito con el que gestionaron la iniciativa.
No midieron la fuerza del 3de3 que, para bien y para mal, se ha convertido en
una marca que perdurará más allá del Sistema Nacional Anticorrupción.
Viernes: entró en pleno
vigor en el país el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio con una
anticlimática ceremonia en la oscuridad de la noche a los pies de la Madre
Patria. Es posible que en el mediano plazo logre mejorar la procuración y
administración de la justicia, pero existen temores fundados sobre sus efectos
inmediatos, tanto en el ámbito local como en el federal.
Sábado: trascendió a la
prensa la renuncia de Agustín Basave a la presidencia del PRD. Las tribus
triunfaron por encima del presidente y, con ello, se resquebrajó el discurso
triunfalista de las alianzas electorales de 2016. El partido tendrá que
reconfigurar un nuevo liderazgo. No será sencillo diseñar la nueva estrategia
electoral para 2017 (Estado de México) y, sobre todo, para la elección presidencial
de 2018.
Domingo: los eventos de
Nochixtlán son síntoma y causa de la radicalización del conflicto magisterial.
El endurecimiento del secretario de Educación, después del 15 de mayo, cerró la
posibilidad de diálogo. Aun después de la vejación a las maestras chiapanecas,
no pudieron ver los signos de radicalización del movimiento magisterial.
El gobierno se arrinconó a
sí mismo convirtiendo cualquier posible acercamiento en una derrota de Estado.
El domingo se transformó cualitativamente el enfrentamiento entre profesores de
la CNTE y la SEP. Una reforma laboral disfrazada de reforma educativa que
partía de la base de que todos los maestros son ineptos o corruptos, se
convirtió en bandera perfecta para la izquierda antisistémica. La sangre de los
muertos del domingo se convertirá en abono para un movimiento de mucha mayor
complejidad.
Lunes: Manlio Fabio
Beltrones anuncia su renuncia a la dirigencia del PRI. Si bien en su discurso
expresa su reconocimiento al Presidente, en realidad se distancia de su
gobierno y los demás gobiernos priistas. Apoyado en el santoral priista cita a
Colosio: “El partido paga las cuentas de los malos gobiernos”, con eso explica
los malos resultados del pasado 5 de junio.
El mismo día la
gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, exige, a través de las redes, a la
procuradora Arely Gómez que la PGR persiga al exgobernador Padrés.
Simultáneamente dos sonorenses se pronuncian en contra de la corrupción y la
impunidad.
Martes: el Presidente
recibe a la cúpula empresarial para escuchar sus preocupaciones con respecto al
SNA, le expresan su enojo en contra del artículo 32 que hace inoperable la Ley
General de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos. Los
legisladores fueron calificados como mezquinos e incapaces.
Miércoles: Osorio Chong
abre una mesa de negociación política con la CNTE. El diálogo negado en la SEP
se traslada a la Secretaría de Gobernación, sin embargo, éste inicia con los
muertos del pasado domingo sobre sus espaldas. Esto necesariamente acota los
márgenes de acción del gobierno, ya no se trata de manejar el conflicto, se
aspira, en el mejor de los casos, a contenerlo.
Siete días revelan la
profundidad de la crisis del gobierno de Peña Nieto. Inició con gran
legitimidad y demostró capacidad de operación política, pero comenzó a
desmoronarse a finales de 2014. Después de los sucesos de Ayotzinapa y de la
Casa Blanca no se ha podido recomponer. De acuerdo con la última encuesta de
GEA-ISA, 60% desaprueba la labor del Presidente; sólo tiene 35% de aprobación.
Lentamente transcurrirán los últimos 29 meses del sexenio, dando tumbos entre
escándalos y conflictos que dificultarán, esperemos que no en demasía, la
gobernabilidad del país.
María Marván Laborde
Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM