“México se atrevió a
actuar como Estado verdaderamente soberano, y por razones muy válidas, el
gobierno del presidente Lázaro Cárdenas legalizó el consumo de las drogas al
final de la década de 1930”, recalca Lorenzo Meyer cuando habla sobre el libro
“Nuestra historia narcótica.
Pasajes para (re)legalizar las drogas en México”,
de Froilán Enciso y que se presentará este viernes en el CUCSH plantel Belenes.
La invitación la hace el
coordinador del doctorado en Humanidades del Centro Universitario de Ciencias
Sociales y Humanidades, Marco Aurelio Larios, quien precisa que la presentación
se realizará a las once de la mañana en la Sala de Juntas 2, del edificio
“C”, en Belenes.
Froilán Enciso, quien
nació en Mazatlán, Sinaloa, en 1981, es historiador y periodista. Tiene
una licenciatura en relaciones internacionales por El Colegio de México y es
candidato a doctor por la State University of New York-Stony Brook, en los
Estados Unidos.
En este libro, publicado
por Editorial Debate, “provee las claves definitivas para entender las
conexiones globales entre el narco, la política mexicana y sus efectos,
intercaladas con diversos recuentos históricos sobre la prohibición, el consumo
de drogas y la inevitable legalización”.
De acuerdo a la ficha
técnica, esta obra “se dirige a combatir la idea de que la legalización de las
drogas ha sido una política fracasada”.
Froylán Enciso “halla
testimonios del éxito de la legalización en reducir la violencia y disminuir
las ganancias de los traficantes de diversas épocas. En el otro extremo,
explica, la guerra contra las drogas es una opción cuyo infortunio provee
suficiente evidencia para rechazarla tajantemente”.
Los capítulos del libro
“se articulan como alegatos a favor de la ruina de las estrategias punitivas
contra las drogas prohibidas. Al mismo tiempo, expresa el sentimiento de
desamparo en que el narcotráfico ha dejado al país”.
Lorenzo Meyer, escribe en
el prólogo del libro que “este vistazo panorámico a más de un siglo de historia
de los narcóticos en México y encapsulado en las casi tres decenas de
‘pasajes’, recurre lo mismo al ensayo y a los documentos que a la observación
directa, a la entrevista y a las aportaciones de otros autores, como el
narrador (y general) Francisco L. Urquizo o el periodista Fernando Ramírez de
Aguilar”.
Agrega que “el autor
sustenta que desde el inicio fueron las ‘familias notables’ de Sinaloa las que
controlaron la producción y la exportación del opio, y de ahí saltaron a la
mariguana, la cocaína y al resto de las sustancias que hoy comercian los
cárteles”.